El Día Mundial del Abrazo, celebrado cada 21 de enero, tiene sus orígenes en Estados Unidos en la década de 1980. Kevin Zaborney, el fundador de esta celebración, la estableció en Michigan, observando que las personas tendían a mostrar menos sus emociones durante el período entre Navidad y San Valentín, especialmente en el hemisferio norte, donde el frío invernal puede aumentar los sentimientos de soledad y tristeza.
Los estudios científicos han revelado numerosos beneficios de los abrazos:
La pandemia de COVID-19 transformó dramáticamente nuestra forma de mostrar afecto. El “hambre de piel” se convirtió en un fenómeno global, destacando la importancia del contacto físico para el bienestar humano. Actualmente, estamos experimentando un “renacimiento del abrazo”, con personas redescubriendo el valor de este gesto fundamental.
Los expertos en comportamiento humano predicen un aumento en la valoración del contacto físico significativo en nuestra sociedad cada vez más digital. Los abrazos se están reconociendo como una herramienta terapéutica en entornos médicos y de salud mental.
El Día Mundial del Abrazo nos recuerda la importancia fundamental del contacto humano para nuestra salud física y emocional. En un mundo cada vez más conectado digitalmente, los abrazos representan un ancla vital a nuestra humanidad compartida.